KEYNES VS HAYEK: EL CHOQUE QUE DEFINIÓ LA ECONOMÍA MODERNA

Tras la crisis de 1929, dos economistas con visiones y teorías diferentes intentan dar soluciones para reactivar la economía y estimular su crecimiento tras la grave situación de desempleo y recesión que asolaba a los países mundialmente.
John Maynard Keynes, el economista de la escuela de Cambridge apostaba por la intervención del gobierno a través de una gran inversión en obras públicas que acabaran  con el desempleo masivo, sin embargo, Friedrich Hayek estaba a favor del liberalismo económico para que las empresas privadas pudieran tener mayor peso en la economía.
Keynes era conocido en los años veinte por su intervención política al ser mediador en la Conferencia de París, pero es a partir de los años treinta cuando sus ideas económicas lo hacen ser uno de los economistas más famosos de la época. Por otro lado, Hayek empieza a ser conocido a partir de los años setenta, cuando parecía que las ideas keynesianas se habían agotado. Cuando el keynesianismo empieza a agotarse a principios de los setenta, resurgen nuevamente las ideas de Hayek, las cuales fueron puesta en práctica en los gobiernos británico y estadounidense de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, las cuales mostraron resultados favorables para estos gobiernos.
Como se explica en el libro, Keynes no ha dejado de estar presente en las decisiones económicas que se van a tomar en momentos de crisis o recesión, ya que en estos períodos deben tomarse medidas urgentes y efectivas a corto plazo para aliviar y reactivar nuevamente la economía. Estas medidas  para salir de la crisis consistían en una gran inversión en obras públicas y en el aumento del gasto y del déficit presupuestario como se hizo en los gobiernos de Truman a Carter con períodos intermedios de menor intervencionismo como el de Nixon. En Gran Bretaña tuvieron que hacer igualmente recortes para evitar la caída de la libra esterlina.
Hayek no podía estar de acuerdo con Keynes, ya que pensaba que sus pensamientos sobre una fuerte inversión en obras públicas lo único que haría sería desembocar en una gran inflación y en una influencia mayor del Estado sobre las decisiones y libertades de los individuos. Hayek sólo reconocía la premisa de Keynes que en caso de paro masivo era necesario la intervención estatal para estimular el crecimiento económico y reducir las elevadas cifras de desempleo.
En el período de crisis y recesión de los años 2007 y 2008 nuevamente vuelven a aparecer las corrientes de pensamiento de estos dos economistas y cuál de ellas debería aplicarse para salir de esa situación de estancamiento económico. Todo esto se dio por el colapso de la burbuja inmobiliaria y su alta especulación provocando la crisis de las hipotecas subprime o hipotecas basura. Debido a esta situación, fue necesario regresar a la aplicación de las medidas keynesianas, puestas en marcha por el presidente Obama para iniciar un programa de recuperación y salida de la crisis en que estaba sumida los Estados Unidos.
Para concluir, en importante decir que no existe un ganador absoluto en esta batalla entre el economista de Cambridge y el economista de la escuela austríaca, ya que dependiendo el período y las situaciones que se han dado se han aplicado unas teorías u otras. Lo que sí está claro es que en los períodos de crisis y bajo crecimiento económico las ideas de Keynes han triunfado más que las de Hayek al presentar soluciones más rápidas a corto plazo. Sin embargo, hay que destacar que en un período de tiempo más a largo plazo las medidas propuestas por Hayek son más sensatas al no promover el endeudamiento de los gobiernos y el aumento de la inflación incontrolada.




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